El título de aquel clásico del cine inglés resulta apropiado para encabezar las elaboraciones conceptuales de algún político no muy dispuesto a exhumar verdades.
Parece una nueva moda atribuirle al partido derrotado en las recientes elecciones provinciales, ciertas intangibles cualidades morales. Como dijera Borges, “no hay cosa como la muerte para mejorar la gente”. En este caso, se trata de alegar “perdimos... pero somos buenos”.
Lamento tener que salir al cruce de algunas inexactitudes vertidas en estos días por un político de la vieja y gloriosa UCR, cuando intenta destacar las virtudes de su partido. Lo cito textualmente en bastardilla y entre comillas, y ofrezco la contraprueba a continuación de cada una de sus afirmaciones
… “nuestro partido construido en base a convicciones permanentes, cree y aplicó siempre la defensa de las instituciones democráticas y el respeto a las instituciones”:
Ténganse presentes los atentados de Roque Carranza con bombas contra civiles en el subte de Buenos Aires en 1953; la participación en la Junta Consultiva que avaló la supresión por decreto de una Constitución legal y legítima, en 1955, así como los fusilamientos de 1956 y la reimplantación de la vieja Constitución en una Convención ilegítima; la anulación de resultados electorales por decreto del entonces Presidente Frondizi en 1962; la convalidación de sucesivas elecciones con proscripción de partidos hasta 1973; el silencio cómplice en los días previos al 24 de marzo de 1976; los 128 intendentes suministrados por el partido a la dictadura cívico – militar de 1976-1983
"la organización democrática y pluralista de los gremios sin injerencia de los gobiernos de turno":
Recuérdese el aval a la intervención de Patrón Laplacette a la CGT; la militarización de ferroviarios y bancarios en 1959; la aplicación del plan Conintes contra las movilizaciones gremiales;
"el respeto pleno a las garantías individuales y políticas consagradas en el principio de inocencia "
En tiempos recientes, este respeto pleno se ve desmentido por las muertes de Bonefoi y otros jóvenes de Bariloche, así como por los baleados de Plaza de Mayo de 2001. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida tampoco parecen responder a estos principios
"como el respecto /sic/ a los nuevos derechos como los de preservación del medio ambiente,"
Este respeto no fue muy tenido en cuenta en el Plan sojero Sáiz de 2011; ni por los gobiernos nacionales de este partido;
"principios que compartimos pero que son comunes a una gran mayoría de la sociedad civil, coincidencia que de ninguna manera puede atribuírsele intencionalidad política de oposición u obstrucción”
Observación de este cronista: no es deshonroso ser opositor; lo deshonroso es mentir. Y lo más triste de esta historia a medias, es que omite verdaderos méritos del viejo y glorioso partido. Los invito a releer la proclama de Regino Lascano, escrita pocos días antes de ser asesinado en 1932, los escritos de Sergio Karakachoff... y muchos otros, que han sido quizás olvidados por esta fuerza política.
Los secretos y las mentiras sólo pueden servir para edificar más secretos y mentiras. Mejor sería pedir disculpas por lo mal hecho, sinceramente, y retomar aquello que marcó los mejores rumbos.
(*) Escritor e historiador, residente en Río Colorado. Entre sus obras, cabe destacarse Ese Ajeno Sur, investigación histórica sobre la penetración de capitales ingleses en la Patagonia argentina.
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