Río Colorado ha sufrido de modo permanente por la falta de previsión de las obras públicas. El arranque del nuevo gobierno municipal parecería superar falencias.
Una de las primeras obras de envergadura en la localidad fue, en su momento, el sistema de desagües y la planificación de los primeros cordones cunetas. Fue en la década del ‘70 y el intendente era el ya fallecido Raúl Elizaga, nombrado por la administración de Requeijo. Según dicen los memoriosos, vinieron técnicos del por entonces recientemente creado Consejo Federal de Inversiones. El problema es que tomaron mal las cotas de nivel y los niveles quedaron al revés, en lugar de desaguar en el río, el agua de lluvia corría a contrapelo. Esa fatalidad signó la vida cotidiana de la población que cada vez que había lluvia sufría los problemas. Con el tiempo, se hizo un sistema de desagües más eficientes, pero siempre había que recurrir al bombeo en cuanto caían más de dos gotas.
Esa es una situación no deseada que ocurrió por una planificación deficiente. De ahí en más, las imprevisiones sólo hicieron aumentar los problemas y hasta el momento no hubo lo que en otros lugares se denomina con justeza “plan rector”.
La administración del cuasi ex Intendente Villalba se caracterizó no sólo por la falta de planificación, sino por apuntar a toda obra que permitiera un manejo antojadizo de los fondos, aunque como lo señalaran varias causas iniciadas por el Tribunal de Cuentas Municipal, ese manejo pasó a ser delictivo. Es decir, no primaba la necesidad objetiva de la obra en sí, sino la oportunidad recaudatoria.
La administración entrante del Intendente Carlos Alberto Pilotti, pretende encarar las cosas de un modo diametralmente diferente. Prima la planificación: ya ello estuvo orientado desde el primer día de la campaña. A conseguir los compromisos nacionales que avalaran un plan meditado de obras públicas. Al respecto dice Pilotti: “Avanzar en el asfalto, pero pensando en que no hay que romper lo que se construye, entonces, antes de asfaltar hay que pensar en los desagües, en las cloacas, tener, en síntesis una visión de conjunto.” Sin duda, cosas simples, pero a la luz de 40 años de desaciertos, no tan sencillas.
Ayer martes, Pilotti se encontraba en Buenos Aires, sosteniendo varias reuniones que apuntalen sus afanes de obra pública. Lo acompañaba el joven ingeniero que comanda el área, Bruno Tonelotto. Cuando uno los ve con tanto entusiasmo, no puede dejar de contagiarse y pensar, como expresa aquel dicho popular muy antiguo: “tienen sentido común, que es el menos común de los sentidos”.
El tiempo lo dirá, pero todo parece indicar que se cumplen las consignas comprometidas de generar gestión en serio, con ese “sentido común” y con inclusión social, algo tan anhelado por el sufrido pueblo riocoloradense que casi parece mentira pueda concretarse.
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